El ambientalista, Número 15

El ataque del Gobierno contra la EPA y el agua limpia es un ataque contra la salud pública

Y los más vulnerables son las familias de bajos ingresos, los niños y las comunidades de color

Por Doris Browne

11 de diciembre de 2017, 15:30 hrs., hora de la Costa Este de los EEUU

 

En 2014, debido a problemas relacionados con el tratamiento y la infraestructura de suministro del agua, más de 100.000 residentes de la ciudad de Flint, Michigan, se vieron expuestos a altos niveles de plomo presentes en el agua potable. Los afroamericanos representan bastante más de la mitad de la población de Flint. Ya pasamos el pico de la crisis, pero el daño está hecho: un estudio reciente concluyó que el índice de mortalidad fetal de la zona ha aumentado casi un 60 por ciento y todavía se recomienda a los residentes beber agua de botella.

 

La contaminación es, antes que nada, un problema de salud pública y los más vulnerables son las familias de bajos ingresos, nuestro niños y las comunidades de color. Existen trabajos recientes de investigación periodística que descubrieron casi 3.000 áreas en todo el país con índices de contaminación mucho más elevados que los de Flint. Más de 1.100 de esas áreas tenían un índice de nivel elevado en sangre al menos cuatro veces más alto que los de Flint en plena crisis.

 

Para nuestra organización, que representa a más de 50.000 médicos afroamericanos y a nuestras comunidades, esos hechos son más que cifras en una página: se trata de pacientes que sufren en las habitaciones de nuestros hospitales y familias preocupadas en nuestros consultorios médicos.

 

Sin embargo, muchas de esas comunidades afectadas reciben poca atención o fondos. Este no es el momento de debilitar las protecciones a la salud pública ni obstruir la capacidad de la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por su sigla en inglés) de hacer su trabajo y ayudar a las comunidades necesitadas. No obstante, a menos de un año del cambio de gobierno, la EPA de la nueva presidencia sigue dándole la espalda al agua limpia.

 

Apenas el verano pasado, el nuevo administrador de la EPA anunció su decisión de revertir la Regla del Agua Limpia, que protege los cursos de agua que proporcionan agua potable a uno de cada tres estadounidenses. El agua con altos niveles de nitratos provenientes de las escorrentías (exactamente el tipo de contaminación de la que nos protege la Regla del Agua Limpia) está vinculada a bajos niveles de oxígeno en bebés y a la contaminación por plomo. La Asociación Médica Nacional (NMA, por su sigla en inglés) recabó cientos de comentarios en contra de la decisión porque hemos visto los efectos de la contaminación del agua sobre la salud de nuestras comunidades.

 

Para nuestros pacientes, nuestros médicos y nuestras comunidades, este no es un problema distante. Se trata de una crisis actual que exige una respuesta inmediata. En vez de proporcionarla, el Gobierno piensa recortar el presupuesto de la EPA en casi un tercio, algo que va a diezmar la capacidad de la Agencia de detener a quienes contravienen las reglamentaciones, sanear la contaminación tóxica y realizar las tan necesitadas inversiones en la infraestructura de suministro de agua.

 

Desafortunadamente, luchar por mantener limpia el agua es sólo una parte de la carga adicional que recae sobre nuestras comunidades vulnerables. En Estados Unidos, un niño afroamericano tiene una probabilidad diez veces más elevada de morir de asma que un niño blanco y, en comparación con sus pares blancos, los afroamericanos tienen un índice de exposición a la contaminación del aire casi un 40 por ciento más alto. No obstante, la Presidencia sigue debilitando las reglamentaciones relativas a las emisiones de los vehículos y extendiendo los plazos para cumplir con normas más estrictas relacionadas con la contaminación por ozono troposférico, que agrava las enfermedades pulmonares y el asma. En abril, la EPA dio señales de socavar las normas relativas al mercurio y los contaminantes del aire con las que deben cumplir las centrales de generación eléctrica, normas que ayudan a prevenir decenas de miles de ataques cardíacos y muertes prematuras por año.

 

Todos dependemos de la EPA para hacer que las industrias contaminantes tengan que rendir cuentas. Sin embargo, en vez de ser el policía que necesitamos en esta área, la EPA de esta Presidencia se está convirtiendo en un hombre infiltrado que responde a la persuasión política de las exigencias de las industrias y sus intereses especiales en vez de responder a las necesidades de la salud pública y las exigencias del pueblo estadounidense.

 

Al diezmar las protecciones del agua y el aire limpios, silenciar a los científicos de la EPA, recortar los fondos de la Agencia y no prestar atención a los hechos, el Gobierno está traicionando su deber para con el pueblo estadounidense y dificultando mucho más nuestra labor de profesionales médicos. Y son los estadounidenses más vulnerables, las minorías y las familias de bajos ingresos quienes pagarán el precio más alto por las decisiones equivocadas que tome una EPA retrógrada.

 

Los integrantes de la Asociación Médica Nacional seguiremos siendo una voz a favor de la justicia en la medicina y de la eliminación de las disparidades en el área de la salud, y seguiremos exigiéndole a la Presidencia que rinda cuentas. Los habitantes de Flint merecen más. Cada estadounidense merece más. Todo lo que pedimos es que el gobierno haga su trabajo: que proteja la salud pública y responda, en primer lugar, a las necesidades del pueblo, no de quienes contaminan.

 

La Dra. Doris Browne es Presidenta de la Asociación Médica Nacional, una organización que representa a más de 50.000 médicos afroamericanos de todo el país. Se jubiló después de trabajar en el Instituto Nacional del Cáncer (NCI, por su sigla en inglés) donde estuvo a cargo del trabajo sobre cáncer de mama dentro del Grupo de Investigación de Cánceres Ginecológicos y de Mama de la División de Prevención Contra el Cáncer. La Dra. Browne también es Coronel jubilada del Cuerpo Médico del Ejército de los Estados Unidos y ex directora de Investigación Médica y Desarrollo del Comando de Investigación y Logística Médica del Ejército de los Estados Unidos.

 

Spanish translation by Julieta Pisani McCarthy, M.A.